La gran mayoría de los distintos procesos organizativos campesinos que se han desarrollado en la historia colombiana, han sido la consecuencia de las difíciles condiciones de desigualdad y exclusión que se expresan de diversas formas dentro de las distintas formas campesinas que se presentan en nuestro país.
Dichos movimientos han desarrollado una historia de organización, lucha y resistencia ante las complejas y diferentes situaciones que padece la población campesina nacional. Pobreza, hambre, miseria, violación de los derechos humanos, desapariciones forzosas, falsos positivos, asesinatos selectivos, entre otros aspectos; son los resultados de la inexistencia de políticas hacia el sector rural en las que se reconozca al campesinado como eje esencial del desarrollo y construcción de la nación colombiana.
Dicho proceso ha estado enmarcado en un decrecimiento relativo de la población campesina frente a la población urbana y un crecimiento real de la misma; “es decir, el lento proceso de modernización del campo colombiano no ha producido reducción de la población rural en términos absolutos, ni de la población activa en el sector agropecuario, ni del número de campesinos.”[1]
En últimos lo que se ha vivido en Colombia es el aumento de la población rural acompañado de un detrimento de las condiciones de vida de ésta. En este marco, han surgido históricamente formas organizativas en los ámbitos nacional, regional y local que se constituyen como procesos de desarrollo del campesinado desde su propia visión que busca dar solución a las distintas problemáticas que padecen estos.
[1] Mondragón Báez, Héctor Hernán. (2002). Cuadernos de Tierra y Justicia 7: La organización campesina en un ambiente de terror. Bogotá, Colombia: ILSA-IDEA-IER.
