Justificación General

SEMINARIO ANTONIO GARCÍA NOSSA: UN BICENTENARIO DE RESISTENCIA Y LUCHA POR LA TIERRA EN COLOMBIA
20, 21 y 22 de octubre DE 2010

LUGAR: Sala Bruno Violi, Museo de Arquitectura Leopoldo Rother, Edificio 303. 8am a 7pm


JUSTIFICACIÓN DEL SURGIMIENTO DEL SEMINARIO.


Entre los años 2008 y 2010 la mayor parte de los países latinoamericanos participan en la efeméride de la disolución de los yugos coloniales, y posterior encauzamiento en la senda de la construcción de las modernas Repúblicas. Frente a esta interpretación tradicional de lo que muchos consideran el mito fundacional de las naciones latinoamericanas cabe preguntarse: ¿Qué es lo que conmemoramos cuando nos referimos a esa serie de eventos que hemos convenido llamar Independencia Nacional? Las repuestas son variadas y pueden ir desde una celebración que rememora el surgimiento de las Instituciones Republicanas, hasta un escepticismo total frente al avance de los ideales de la autonomía o soberanía ligados al de Independencia, hecho que nos habla de la existencia de importantes debates más que de respuestas definitivas.

En la búsqueda de explicaciones a los conflictos rural y agrario en Colombia, el Seminario Permanente Antonio García Nossa propone abordar el Bicentenario de la Independencia en el país, fundamentado en tres principios esenciales: (1) El papel de la memoria en el reconocimiento de que los múltiples conflictos contemporáneos por la tierra tienen una fuerte raíz histórica, que se nutre del proceso de constitución de la República, e incluso de otros anteriores; (2) La posibilidad que nos brinda la coyuntura del 2010 para resaltar la estrecha relación entre los problemas territoriales y los de la construcción de la nación colombiana; (3) La necesidad histórica de resignificar y concretar el ideal de la Independencia a partir de la definición de vías para una salida política al conflicto social y armado colombiano, que implica la solución de las contradicciones sociales que aún mantienen éste. Partimos del reconocimiento de las conmemoraciones como fuente para la producción y reproducción de la memoria; las raíces de nuestra identidad se encuentran en la memoria, somos quienes creemos haber sido y quienes nos han dicho que fuimos, pero al mismo tiempo, la memoria es la base sobre la cual edificamos una imagen de lo que podríamos llegar a ser.

Dado que la memoria se reconstruye y reinterpreta constantemente, y que ésta provee de significados y legitimidades al presente, lo que recordamos y la manera como lo hacemos se encuentran atravesados por relaciones de poder. Como afirma el importante historiador del Medioevo Jacques Le Goff: "la memoria ha constituido un hito importante en la lucha por el poder conducida por las fuerzas sociales. Apoderarse de la memoria y del olvido es una de las máximas preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas"[1]. La conmemoración del bicentenario es entonces una coyuntura que posibilita la reafirmación de memorias históricamente marginadas: la de los habitantes de este territorio que hoy llamamos Colombia y que hace más de 500 años fueron expoliados para ser convertidos en siervos; la de los siervos que, empobrecidos por su introducción en la dinámica capitalista, lograron resistir y movilizarse por el derecho a la tierra que les pertenece; la de los millones de víctimas que siguen siendo desplazadas hoy en nombre del desarrollo.

Muchas cosas deben rescatarse a través de la memoria, así, incluso en el marco de una celebración que ha estado históricamente encabezada por el Estado (aun antes de 1873 cuando mediante ley de la República se ordena la fiesta nacional del 20 de julio), puede ser un momento clave para recrear lo que somos, para pensar estos doscientos años de inserción en el desarrollo capitalista, de democracia, de Estado moderno y liberal, de instituciones republicanas, de educación laica y judeocristiana, de nación… en general, para los exámenes y los cuestionamientos políticos, económicos y sociales de todo tipo, sobre esta sociedad que tenemos hoy, 200 años después. En el 2008 muchas instituciones culturales del país se dieron a la conmemoración de los doscientos años de la muerte de José Celestino Mutis, director de la Expedición Botánica, proyecto que buscó reconocer el territorio de la entonces Nueva Granada, y que produciría no sólo la base científica para una mayor explotación económica de los recursos, sino también una escuela para la generación de los protagonistas de los procesos de ruptura con la corona española.

Este intento de cambio hacia un gobierno autónomo derivó, sin embargo, en la conformación de elites criollas apegadas a las rentas de la tierra y a las posibilidades de especulación que proporcionaba el nuevo modelo de desarrollo todavía vigente: la economía agroexportadora. Dichas elites concentraron el poder político y económico, reprodujeron el funcionamiento de la sociedad estamental de la colonia y fueron incapaces, a su vez, de extender la nueva condición de ciudadanía a la población expoliada. El propio Antonio García caracterizó este proceso de configuración del Estado colombiano como el Esquema de una República Señorial que se replica a lo largo de todo el siglo XX; incluso cuando se producen los intentos de reformulación del Estado Social de Derecho. Así, los diferentes momentos en los que se han dado intentos por transformar la estructura agraria concentrada, son sobre todo un vaivén de reformas y contrarreformas, que expresan la correlación de fuerzas entre estas elites con un fuerte poder territorial y los diferente sectores sociales históricamente excluidos[2]. Tal vez en ninguna parte de esta sociedad conflictiva se expresa con mayor claridad la lógica de dominantes y dominados bajo la que se construye la nación colombiana. Así como la celebración del primer centenario reflejó los ideales del gobierno conservador, o como en la celebración de los 150 años de la Independencia, cuando nos encontrábamos a puertas de la dictadura civil más larga de América Latina, se le imprime un carácter eminentemente militar a la conmemoración[3]; el actual gobierno no ha descuidado la coyuntura del Bicentenario para plasmar su propia visión de la historia y del futuro del país.

Por todo lo anterior, consideramos que un reto histórico para esta generación, la generación del Bicentenario, se encuentra en apartarse críticamente de tales interpretaciones univocas de la historia y construir nuevos significados prácticos de un pasado que continúa siendo potencia: La Independencia. Este proceso de resignificación del proyecto de Independencia, que evidentemente no debe quedarse sólo en manos de los gobiernos, de las comisiones centralizadas o de los académicos e historiadores, consideramos debe apartarse de las tradicionales connotaciones nacionalistas o del falso patriotismo, y más bien, debe buscar ser incluyente propiciando la apropiación pública del debate; debe inclinarse por vincular el concepto de Independencia con el de autodeterminación en el uso de la tierra y los recursos, con el de soberanía y seguridad alimentaria, con la necesidad de la devolución de las tierras históricamente usurpadas, con la emancipación…, con la superación de esta República Señorial. De otro lado, desconocer la importancia de la tierra y la producción agrícola en la sociedad colombiana es un acto de ceguera que, paradójicamente, ha sido el común denominador tanto en la academia como en la política gubernamental en los últimos años, habiéndose relegado “como resultado de las tendencias que se impusieron desde mediados de los años 80 en la política económica de una gran mayoría de países. (Empero), recientemente debió (reconsiderársele), dada la incidencia que tenía gran número de factores de base rural sobre el desempeño político, económico y social de la nación y sobre sus perspectivas[4]”. Acerca de este último punto queremos hacer hincapié en la innegable conexión entre los conflictos agrario, armado y social, por lo que es (debería ser) imposible hablar de pos-conflicto en Colombia sin hablar de reforma agraria.

La teoría económica contemporánea ha puesto su énfasis en la llamada sociedad del conocimiento y el sector terciario de la economía, y así “se dice (…) que la tierra ha perdido importancia como factor productivo y que el acceso a la misma no genera poder económico, ni político; por tanto, los esfuerzos encaminados a su redistribución serían una inversión inútil, que no lograría otra cosa que crear ´pobres con tierra´”[5]. Consideramos que nada podría estar más alejado de la realidad y, consecuentemente, nos hemos propuesto dinamizar el estudio de la problemática agraria en la Facultad de Ciencias Económicas, retomando la herencia intelectual de autores como Jesús Antonio Bejarano y Antonio García Nossa, quienes asumieron su compromiso con los pueblos colombianos en su rol de académicos transformadores. Como insumo para esta iniciativa estudiantil, durante el último año hemos venido desarrollando el Seminario Antonio García Nossa, impulsando ejes temáticos en torno a la historia de la política y la legislación sobre el campo y la ruralidad, los conflictos por la tierra y las movilizaciones sociales que ésta haya generado, las consecuencias económicas y sociales del modelo de desarrollo rural en boga (el neoliberal agroexportador); en relación esto último con la soberanía alimentaria del pueblo colombiano, y con el fenómeno del desplazamiento forzado como indicador de una estructura agraria problemática.

PARA EL SEGUNDO SEMESTRE DE 2010.

La experiencia que tuvimos como grupos de trabajo estudiantiles en la búsqueda de materializar un espacio que creemos de vital importancia para la facultad y la universidad, fue fundamental como parte de nuestro aprendizaje, formación y coordinación colectiva. A pesar de diversos obstáculos e inconvenientes que se nos han presentado, esto no ha sido sobre el contenido de estudio de los espacios, por ello reafirmamos la necesidad de continuar con la búsqueda de campos para el análisis y propuestas de soluciones desde la academia a las problemáticas que se presentan en la sociedad colombiana, siendo una de las básicas el conflicto por la tierra. Conscientes de que la resolución del conflicto social y armado en Colombia pasa por el tema territorial y de la memoria histórica, y existe una necesidad urgente de la salida política a este, esperamos aportar desde la academia un espacio para la deliberación propendiendo por reflexiones colectivas, que convoquen a los sectores estudiantiles, pero también a las organizaciones campesinas, indígenas, obreras, profesorales, sociales, a las personas y colectividades que se ocupan del conflicto por la tierra en el país; con el objetivo principal de romper las lógicas individualistas que a veces se presentan dentro de la universidad y la sociedad colombiana, tal vez debido a la falta de un contacto con la realidad, pensamiento y propuestas que otros sectores sociales tienen sobre el tema agrario, el papel de la universidad y el actuar del estudiante y el profesor frente a las realidades sociales.

Así, a partir del análisis sobre el territorio, buscamos vincular las acciones de tres actores: Estado, Sociedad Civil y la Universidad; con el objetivo de analizar la incidencia de las políticas públicas territoriales, su acción territorializadora y cómo la Universidad puede y debe responder a dicha problemática. Ahora bien, partimos de la importancia de estudiar la trayectoria de las redes populares, académicas y políticas en defensa de la tierra y los derechos humanos, analizando qué podemos aprender de sus experiencias, tanto para integrar ó articular con otras organizaciones, como para dimensionar las luchas sobre la tierra, la soberanía, la autonomía, la independencia, la justicia social y la construcción de la paz verdadera.

OBJETIVOS.

General

Continuar con la construcción de una Línea Agraria en la Facultad de Ciencias Económicas que estudie críticamente el conflicto estructural agrario, en el marco de 200 años de lucha y resistencia por la tierra en Colombia.

Específicos.

  • Posicionar en un espacio académico el tema del Bicentenario del Grito de Independencia frente a las problemáticas estructurales agrarias que se presentan en la actualidad del conflicto colombiano.
  • Generar y proyectar líneas de investigación interdisciplinar para hacer seguimiento al conflicto por la tierra, integrando al estudiantado activamente.
  • Hacer dialogo con las organizaciones sociales en búsqueda de conocer sus propuestas, sus alternativas y la proyección de una reforma a la estructura agraria colombiana.
  • Incentivar el trabajo conjunto entre los grupos de trabajo estudiantiles de la Universidad Nacional de Colombia y promover su fortalecimiento.
  • Reafirmar el rol de la universidad, de la academia y del/a estudiante, como agentes de cambio frente a las realidades sociales.

Metodología.

El Seminario Antonio García Nossa: Un bicentenario de resistencia y lucha por la tierra en Colombia, se realizará durante los días 20, 21 y 22 de octubre del segundo semestre del año 2010. La triple jornada constará de 5 paneles principales: 1. La Universidad y el conflicto por la tierra en Colombia. 2. Caracterización histórica del conflicto por la tierra en Colombia, 3. Estado y Poder Político y conflicto por la tierra, 4. Megaproyectos, Seguridad y Soberanía Alimentaria y 5. Procesos de resistencia, Movimientos Sociales, y alternativas de solución al conflicto por la tierra.

Sobre los paneles girará la exposición y discusión de temas específicos que serán desarrollados por diversos ponentes; investigadores académicos, miembros de organizaciones sociales, defensoras y defensores de derechos humanos, etc. Sobresale la participación de las organizaciones campesinas e indígenas durante la jornada de cierre, reconociendo su papel indispensable como actores principales de las alternativas agrarias al conflicto por la tierra en Colombia y resaltando la necesidad de vincular la práctica académica con las necesidades concretas de la sociedad colombiana. Además, de forma paralela al Seminario, contaremos con la exposición artística A propósito del Bicentenario: ¿De quién es la tierra?, cuyas obras son el producto de la expresión de estudiantes de la Universidad Nacional alrededor del arte, el conflicto y la tierra.

[1] Jacques le Goff, El orden de la memo­ria, Barcelona, Paidós. 1991. pág. 134­
[2] Garcia Nossa Antonio. Esquema de una República Señorial. Ediciones Cruz del Sur. 1977.
[3] Un análisis de las consecuencias que en esferas como la educación o la política nacional trajo consigo el espíritu de cada una de estas conmemoraciones se puede leer en: Comité Bicentenario José Manuel Restrepo. Bicentenario ¿Qué Celebrar? Abril de 2007
[4] FAJARDO, Darío. “Tierra, poder político y reformas agraria y rural”. Cuadernos Tierra y Justicia, No 1, Bogotá, agosto de 2002. Pág. 4.
[5] Ibíd. Pág. 6.