Sistema Agroalimentario y geopolítica territorial megaproyectos políticos, económicos y sociales.

Autor: Anónimo. En Ecoportal.net, tomado de la página web http://www.ecoportal.net/content/view/full/52057

La intervención de Estados extranjeros, transnacionales y organizaciones mundiales sobre el territorio colombiano y la forma en que atentan contra la integridad de las comunidades que lo habitan, su autonomía y sus formas tradicionales de vida, es una problemática que debe ser estudiada y comprendida a fondo para generar procesos que hagan frente a dicha situación.

Colombia posee una ubicación geográfica privilegiada, siendo punto de conexión entre las dos grandes partes del continente americano y puerta de entrada a Sudamérica. Además, cuenta con una miríada de riquezas ambientales, culturales y humanas. Esto ha llevado a que nuestro país haya sido históricamente un objetivo permanente para los intereses imperialistas. Lo más irónico, quizá, es que en los últimos decenios la política de estado ha buscado atraer la inversión e intervención extranjera, ignorando los efectos nocivos que generan sobre las regiones. Es así como se concertó el acuerdo para instalar bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano; se instauró el Plan Colombia; se ha negociado incesantemente la firma de Tratados de Libre Comercio a pesar de las protestas de las comunidades campesinas e indígenas; se han dado concesiones a la empresa privada para administrar el patrimonio nacional convirtiéndolo en una empresa turística; se han apoyado procesos de integración regional como el IIRSA, promovidos por organizaciones mundiales que esconden intereses de dominación imperialista.

Bajo esta óptica, los megaproyectos han sido instrumentos de control y explotación extranjera, promovidos bajo el discurso del desarrollo y el crecimiento económico, que han traído consigo problemas económicos, políticos y ambientales en las diferentes regiones del país. La valorización de las tierras producto de dichos megaproyectos ha generado procesos de desterritorialización mediante el uso de la violencia, el engaño y la coerción estatal, dejando como resultado la trashumancia de miles de familias sin un techo fijo donde vivir ni una tierra donde cultivar sus alimentos y la destrucción de todo tejido social. A esto se suma el laxo control y poco seguimiento por parte de los organismos reguladores del Estado a los efectos ambientales y sociales que implican proyectos tales como la minería, las hidroeléctricas, la infraestructura vial transnacional, entre otros.

A través de los tiempos la tierra ha sido el factor primordial para las sociedades, esta no sólo es una superficie rodeada por agua, más que esto, es la fuente de desarrollo de toda una comunidad y actualmente en Colombia, muchos de los que la trabajan y viven de ésta no cuentan ni con una pequeña parcela. El conflicto armado, el desamparo del Estado, la alimentación como bien inferior, el capital como fuente única de riqueza e incluso la industrialización han sido las principales causas de esta problemática que han originado este conflicto. La reflexión frente a esta realidad nos lleva a preguntarnos: A doscientos años de la declaración de nuestra “independencia” ¿Quiénes son los dueños del territorio colombiano?¿Hemos logrado una verdadera autonomía?¿Quiénes realmente se han beneficiado con los megaproyectos?¿Porqué continuar con un modelo de desarrollo inequitativo que agota nuestros recursos ambientales y humanos? ¿Qué alternativas podemos empezar a construir?